El uso casi continuo de dispositivos digitales (smartphones, tabletas, computadoras), se ha convertido en parte de la rutina diaria. Pero un creciente cuerpo de evidencia científica advierte que este desgaste tecnológico tiene consecuencias reales en la salud mental, física y visual, sobre todo para jóvenes y adolescentes.
Un reciente análisis global publicado en JAMA Network Open reveló que por cada hora extra diaria frente a pantallas, el riesgo de desarrollar Miopía aumenta en un 21 %.
Además, en evaluaciones con miles de adolescentes se ha detectado una prevalencia de más del 60 % de síntomas compatibles con Síndrome de visión por computadora, fatiga ocular, irritación, visión borrosa y cefaleas, cuando el uso diario supera las 2 a 4 horas.
Pero los daños no sólo son físicos. Una revisión sistemática de 50 estudios con adolescentes, publicada en BMC Psychology, asocia el uso excesivo de pantallas con una mayor probabilidad de sufrir problemas emocionales: ansiedad, depresión, baja calidad de vida y disminución del bienestar mental, especialmente cuando el uso ocurre en días hábiles y mediante redes sociales.
Por otro lado, un estudio reciente entre estudiantes universitarios encontró que quienes pasaban muchas horas al día con dispositivos digitales tenían una mayor prevalencia de malestar psicológico y angustia emocional.
Las consecuencias son múltiples e interconectadas —la exposición constante a pantallas puede alterar la vista, alterar el sueño, incrementar el estrés, y reducir la calidad de vida general.