Las estancias infantiles jugaron un papel clave para la integración laboral de mujeres en condición vulnerable; sin embargo, su transformación y sustitución ha generado vacíos que hoy resuenan con números claros.
En 2017, todavía operaba el programa Programa de Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras (PEI), que atendió a 327 mil 854 niñas y niños y favoreció la participación laboral femenina, estimándose un aumento del 18 % en la probabilidad de empleo para madres trabajadoras.
Sin embargo, tras su modificación en 2019, dicho programa fue reemplazado por otro esquema que para septiembre de 2024 atendía solo a 269 mil 404 infantes, lo que representa una caída significativa en cobertura.
El recorte presupuestario acompaña esta baja en alcance: el programa que sucedió al PEI contaba en 2024 con un presupuesto 44 % menor al que el PEI tenía en su última etapa, aunque debía atender a una población similar en condiciones de vulnerabilidad. IMCO
¿Por qué importa? Porque este tipo de cuidados institucionalizados no solo benefician a los niños —ofreciendo espacios seguros, estimulación temprana y supervisión—, sino que también liberan el tiempo de cuidado para que las madres trabajadoras puedan sumar horas laborales, capacitaciones o estudios. El organismo Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) ya había documentado que el PEI favoreció la inserción de mujeres sin seguridad social al mercado laboral.
La ausencia o limitación de estos servicios equivale a un obstáculo para muchas mujeres, especialmente aquellas en empleo informal o sin acceso a guarderías formales. Según una investigación del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) de enero de 2025, “las estancias infantiles permitían la inclusión económica de más de 310 000 trabajadoras en la informalidad”.
Además, la falta de infraestructura de cuidado infantil afecta el desarrollo infantil y la igualdad de oportunidades: según un reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) vinculado al cuidado infantil, los modelos de atención preventiva e inclusiva para menores contribuyen al desarrollo integral, lo cual tiene implicaciones positivas para el largo plazo en educación y empleo.
En este contexto, la nueva propuesta presentada recientemente en la Ciudad de México para retomar estancias infantiles y sistema de cuidados cobra relevancia. Se plantea restituir un modelo centrado en la atención integral de la primera infancia, liberando el camino para que las madres trabajadoras no tengan que elegir entre su empleo y el cuidado de sus hijos.
El reto es claro: garantizar que el acceso al cuidado infantil funcione como una palanca para la igualdad de género y la inclusión laboral, no como un programa residual. La evidencia documental lo confirma: las estancias infantiles no son solo un servicio, son una herramienta para que millones de mujeres puedan participar plenamente en la vida laboral y profesional del país.
Con datos contundentes y sin perder de vista que detrás de cada número hay vidas, este es un llamado a revisar, fortalecer y ampliar los mecanismos de cuidado infantil como parte de la política pública de igualdad.