La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta capaz de generar texto, voz, imágenes y videos con una precisión que desafía los límites de la realidad. Este avance, que ha transformado industrias enteras, también ha modificado la forma en que la sociedad se informa y se comunica. Sin embargo, el mismo potencial creativo de la IA representa un nuevo desafío: distinguir entre lo verdadero y lo falso.
De acuerdo con un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los contenidos generados por IA pueden afectar la confianza en los medios, alterar procesos democráticos y amplificar divisiones sociales. Plataformas digitales como X (antes Twitter), TikTok o Facebook se han convertido en terreno fértil para la desinformación, impulsada por algoritmos que priorizan lo viral sobre lo verificable.
El fenómeno de las fake news no es nuevo, pero su alcance y sofisticación sí lo son. Los llamados deepfakes —videos o audios manipulados mediante inteligencia artificial— pueden suplantar voces, rostros y situaciones reales con fines políticos, económicos o de manipulación social.
Un estudio realizado en Reino Unido reveló que la difusión de rumores falsos creados con IA provocó incluso retiros bancarios masivos por pánico financiero, demostrando cómo un contenido manipulado puede tener consecuencias económicas reales.
Además del impacto financiero, la desinformación puede influir en elecciones, polarizar comunidades y deteriorar la confianza en las instituciones. La velocidad con la que estos contenidos se propagan convierte a cada usuario en un potencial multiplicador del engaño.
Expertos en verificación digital recomiendan atender señales básicas para identificar si una nota es falsa:
• Verificar la fuente. Confirmar si el medio o autor son reales y cuentan con antecedentes comprobables.
• Evitar títulos alarmistas. Las noticias falsas suelen apelar al miedo, la ira o la indignación.
• Analizar las imágenes y videos. Revisar sombras, rostros o detalles inconsistentes puede revelar alteraciones o deepfakes.
• Buscar otras versiones. Si solo una página o usuario difunde la información, es probable que sea engañosa.
• Confirmar con medios oficiales o verificadores. Plataformas como AFP Factual, Animal Político o el portal de Verificado, permiten contrastar datos de forma rápida.