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La OCDE identifica un punto crítico en el uso de pantallas: más de cinco horas diarias se vinculan con menor bienestar

El umbral de riesgo aparece a partir de 5 horas diarias de uso personal de pantallas, según un análisis internacional realizado este 2025
17 de diciembre de 2025 por
La OCDE identifica un punto crítico en el uso de pantallas: más de cinco horas diarias se vinculan con menor bienestar
Redacción

Un análisis reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) advierte que el uso prolongado de pantallas con fines personales está asociado con resultados menos favorables en el bienestar subjetivo, particularmente cuando se superan cinco horas diarias.


El estudio, basado en un levantamiento aplicado a inicios de 2025 en 14 países, incluido México, señala que a partir de ese umbral se incrementa de forma significativa la probabilidad de reportar malestar mental, menor satisfacción con la vida y una percepción reducida de propósito personal.


La OCDE precisa que los resultados muestran correlaciones, no relaciones de causa-efecto.


De acuerdo con los datos, casi cuatro de cada diez personas encuestadas indicaron pasar más de cinco horas al día frente a pantallas para actividades no laborales. En países como México, Brasil y Estados Unidos, esta proporción es mayor, especialmente entre jóvenes de 18 a 25 años, el grupo con mayor tiempo promedio de exposición digital.


La OCDE subraya que no todo el tiempo frente a pantallas tiene el mismo impacto. El análisis distingue entre uso recreativo, educativo y laboral, y señala que el deterioro del bienestar se concentra principalmente en el consumo prolongado de entretenimiento digital, como redes sociales, videojuegos y plataformas de video.


Informes complementarios del organismo advierten que el efecto del uso intensivo de pantallas suele combinarse con otros factores, como reducción del sueño, menor actividad física y debilitamiento de la interacción social presencial, lo que amplifica los riesgos para la salud mental.


Ante este panorama, la OCDE plantea la necesidad de establecer límites claros al uso recreativo de pantallas, promover hábitos digitales equilibrados y fortalecer políticas públicas orientadas al bienestar, especialmente entre niñas, niños, adolescentes y población joven.