En México, las mujeres trabajan más, pero reciben menos reconocimiento.
Así lo confirma el más reciente informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que revela que las mexicanas destinan más de 61 horas a la semana a sus labores, frente a las 58 horas que registran los hombres.
Aunque los hombres suelen concentrar la mayor parte de su tiempo en actividades remuneradas, las mujeres combinan el empleo formal con las tareas del hogar y los cuidados familiares, lo que eleva significativamente su carga total de trabajo.
El estudio del INEGI, elaborado con base en la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2024, muestra que en promedio la población mexicana dedica casi 60 horas semanales a algún tipo de trabajo —una cifra que rebasa por mucho la jornada máxima legal de 48 horas—, lo que refleja el alto nivel de exigencia laboral y doméstica que enfrentan millones de personas.
Los contrastes más marcados se observan en entidades como Oaxaca, Guerrero y Nayarit, donde las mujeres llegan a trabajar más de siete horas adicionales respecto a los hombres. Solo en Yucatán y Quintana Roo se registra una ligera ventaja masculina, inferior a una hora.
Especialistas consultados por el organismo advierten que estas extensas jornadas no solo perpetúan la desigualdad entre géneros, sino que también representan un riesgo creciente para la salud, al provocar estrés, agotamiento y enfermedades relacionadas con la sobrecarga de responsabilidades.
En este contexto, el debate sobre la reducción de la jornada laboral a 40 horas cobra relevancia, como parte de una estrategia para equilibrar la vida personal y profesional, además de avanzar hacia un modelo laboral más justo y sostenible.